La autoestima es el núcleo desde el cual una persona se percibe, se valora y se relaciona con el mundo. En la infancia, este aspecto emocional se construye poco a poco, a través de las experiencias cotidianas y del vínculo con los adultos que lo rodean. Un niño con buena autoestima no es aquel que cree que es perfecto, sino aquel que se siente capaz, amado, respetado y seguro de sí mismo, incluso cuando comete errores.
En este artículo, vamos a explorar cómo se forma la autoestima infantil y qué podemos hacer como madres, padres o cuidadores para fortalecerla desde los primeros años de vida.
¿Qué es la autoestima?
La autoestima es la valoración que cada persona tiene sobre sí misma. Es cómo se ve, cómo se siente con respecto a quién es, y cuánto cree que vale. Esta percepción comienza a formarse desde los primeros vínculos, incluso antes de que el niño pueda expresarlo con palabras.
Un niño con buena autoestima:
- Se anima a probar cosas nuevas
- Acepta los errores como parte del aprendizaje
- Se siente querido por lo que es, no solo por lo que logra
- Se expresa con confianza
- Se respeta a sí mismo y a los demás
Por el contrario, una baja autoestima puede manifestarse en inseguridad, retraimiento, necesidad constante de aprobación, miedo al fracaso o conductas agresivas.
Cómo se construye la autoestima en los primeros años
La autoestima no se hereda, se construye. Y se forma sobre todo a través de:
- La forma en que el adulto lo mira, lo escucha y lo trata
- Las oportunidades que se le dan para explorar, decidir y participar
- La manera en que se le corrige o se le acompaña cuando se equivoca
- Las palabras y gestos que recibe a diario
Lo que el niño oye, ve y siente de sus adultos más cercanos se convierte poco a poco en su voz interior.
Estrategias prácticas para fortalecer la autoestima infantil
1. Demuestra amor incondicional
Tu hijo necesita saber que lo amas tal como es, no solo cuando se porta bien o cuando logra algo. Dile con frecuencia que lo quieres, abrázalo, míralo con ternura.
Frases como:
- “Estoy feliz de estar contigo”
- “Te quiero mucho, siempre”
- “Me encanta compartir tiempo contigo”
refuerzan la seguridad emocional y su sentido de valía.
2. Valora el esfuerzo, no solo el resultado
En lugar de decir “¡Qué bien te salió!”, prueba con:
- “Noté cuánto te esforzaste en hacerlo”
- “Se nota que pensaste mucho en eso”
- “Me encanta cómo te animaste a intentarlo”
Esto lo ayuda a no depender del éxito externo, sino a valorar su propio proceso.
3. Escucha con atención y valida sus emociones
Cuando tu hijo te habla o te muestra algo, detén lo que estás haciendo y préstale atención real. Escuchar sin juzgar le enseña que su voz importa.
Si está triste, frustrado o enojado, valida lo que siente:
- “Veo que estás enojado. ¿Quieres que te abrace?”
- “Es normal estar triste a veces. Estoy contigo.”
La validación emocional construye una autoestima fuerte y auténtica.
4. Anímalo a tomar decisiones
Desde pequeño, puedes ofrecerle opciones simples:
- “¿Quieres vestirte primero o desayunar primero?”
- “¿Usamos el vaso rojo o el azul?”
Esto lo hace sentir competente, respetado y capaz. Tomar decisiones forma parte del desarrollo de su identidad.
5. Dale responsabilidades acordes a su edad
Tareas pequeñas como guardar sus juguetes, ayudar a poner la mesa o elegir su ropa le enseñan que es útil y que puede aportar.
La autonomía diaria refuerza su sentido de logro.
6. No lo etiquetes
Evita frases como:
- “Eres desordenado”
- “Eres malo”
- “Siempre haces lío”
Las etiquetas lo limitan y lo definen por un error o una conducta puntual. En lugar de eso, habla del comportamiento y no de su persona:
- “Hoy la habitación quedó desordenada, ¿te ayudo a organizarla?”
- “Eso que hiciste no estuvo bien, pero sé que puedes hacerlo mejor.”
7. Permítele equivocarse
Cometer errores forma parte del aprendizaje. No lo reprendas con dureza ni lo salves de cada fallo. Enséñale a ver el error como una oportunidad.
Puedes decir:
- “No salió como querías, pero me gusta que lo hayas intentado”
- “¿Qué podrías hacer diferente la próxima vez?”
Esto cultiva una autoestima resiliente y no dependiente del éxito.
8. Sé coherente entre lo que dices y haces
Si le dices “confío en ti”, pero luego no lo dejas hacer nada solo, el mensaje se contradice. La coherencia fortalece la seguridad interna.
Muestra con tus acciones que crees en su capacidad.
9. Celebra su singularidad
Cada niño tiene talentos, intereses, tiempos y formas distintas de ser. Evita compararlo con otros.
En lugar de decir: “Tu primo ya sabe leer y tú no”, di:
- “Cada uno aprende a su ritmo. Lo importante es que sigas intentándolo.”
Reconoce lo que lo hace único: su risa, su forma de pensar, su manera de mirar el mundo.
Qué puede dañar la autoestima (aunque no sea intencional)
- Burlarse o ridiculizar
- Castigar con indiferencia o silencio
- Sobreexigir logros o perfección
- Ignorar sus emociones
- Compararlo con hermanos o amigos
- Elogiar solo cuando se comporta “bien”
- Controlar cada paso que da
Nadie es perfecto, pero estar atentos a estos detalles puede marcar una gran diferencia.
Fortalecer la autoestima es una inversión para toda la vida
Un niño que crece con amor, respeto y confianza se convierte en un adulto que se valora, se cuida, se atreve y se relaciona con seguridad.
No necesitas hacer grandes cosas. Tu mirada, tus palabras y tu forma de estar presente todos los días construyen su voz interior. Una voz que le dirá, incluso en los días difíciles: “Soy suficiente. Puedo aprender. Soy valioso tal como soy.”
Y eso es un regalo que lo acompañará por siempre.