Cómo acompañar a tu hijo cuando siente miedo

El miedo es una emoción básica, natural y necesaria. Nos protege, nos alerta y nos ayuda a adaptarnos. En la infancia, los miedos cambian, aparecen, desaparecen y a veces se intensifican. No son señales de debilidad ni deben ser ignorados. De hecho, cuando un niño expresa miedo, está abriéndonos la puerta a su mundo emocional más profundo.

Acompañar a un hijo con miedo no significa eliminar la emoción, sino ayudarle a transitarla con seguridad, contención y comprensión. En este artículo, vas a aprender cómo responder a los miedos de tu hijo de manera respetuosa, sin burlas ni presiones, y con herramientas que le den confianza emocional.


¿Por qué los niños tienen miedo?

Porque están descubriendo el mundo. Y ese mundo es grande, desconocido y a veces, impredecible. Los miedos comunes según la edad incluyen:

Edad aproximadaMiedos típicos
0 a 1 añoRuidos fuertes, separación de figuras de apego
1 a 3 añosOscuridad, animales, máscaras, separación
3 a 6 añosMonstruos, fantasmas, perder a los padres, ruidos extraños
6 a 9 añosCatástrofes, muerte, accidentes, exposición social
9 años en adelanteMiedos más racionales: rendimiento, rechazo, inseguridad

Cada miedo tiene un sentido evolutivo. El problema no es sentir miedo, sino sentirse solo con él.


Qué no hacer cuando un niño tiene miedo

❌ Decir “no es nada” o “no tengas miedo”
❌ Burlarse o minimizar
❌ Usar el miedo como amenaza (“si no dormís, viene el cuco”)
❌ Obligar a enfrentar el miedo sin preparación
❌ Ignorar o distraer rápidamente

Estas respuestas invalidan la emoción y pueden aumentar la inseguridad.


Qué sí hacer: acompañar desde la empatía

1. Validá su emoción

No importa si para vos “no tiene sentido”. Si él lo siente, es real para él.

  • “Veo que te asustaste”
  • “No te gusta la oscuridad, ¿no?”
  • “Te entiendo, da miedo cuando hay tormenta”

Validar no aumenta el miedo: lo alivia.

2. Quedate cerca, sin presionar

Podés decir:

  • “Estoy con vos, no estás solo”
  • “Vamos a quedarnos juntos hasta que te sientas mejor”
  • “Podemos respirar juntos, te abrazo si querés”

Tu presencia calma más que cualquier explicación lógica.

3. Nombrá lo que pasa

Ponerle palabras ayuda a organizar el miedo:

  • “Tu cuerpo se pone tenso cuando te asustás”
  • “A veces el miedo hace que pensemos cosas que no son ciertas”
  • “El miedo aparece para protegernos, pero a veces se confunde”

Entender lo que pasa baja la intensidad.

4. Busquen juntos recursos para enfrentar el miedo

  • Luz de noche
  • Objeto de apego (muñeco, manta)
  • Cuentos sobre el miedo
  • Juego simbólico (vencer monstruos con espadas mágicas)
  • Respiración lenta y profunda

Lo importante es que sienta que hay algo que puede hacer, acompañado.

5. Contá tus propios miedos y cómo los enfrentaste

  • “Cuando era chica, tenía miedo a la oscuridad. Me ayudaba cantar una canción.”
  • “Yo también me asusto a veces. Lo que me calma es respirar profundo.”

Eso lo ayuda a sentirse comprendido y normaliza lo que vive.


Actividades para trabajar los miedos

  • Dibujar el miedo y luego modificarlo (ponerle colores, nombre gracioso, alas)
  • Crear “pócimas mágicas antimonstruos”
  • Leer cuentos como “¿A qué sabe la luna?” o “Cuando tengo miedo”
  • Hacer yoga o mindfulness para niños
  • Jugar a roles: ser superhéroes, proteger muñecos, inventar finales felices

El juego permite elaborar el miedo sin tensión.


Frases que ayudan a calmar y conectar

  • “Estoy acá, no estás solo”
  • “Es normal tener miedo a veces”
  • “Podés contármelo, no me voy a reír”
  • “Vamos a pensar juntos qué podemos hacer”
  • “Aunque tengas miedo, sos valiente por enfrentarlo”

Qué hacer si el miedo es muy intenso o frecuente

Consultá a un profesional si:

  • Los miedos impiden la vida cotidiana (no quiere salir, dormir, separarse)
  • Hay síntomas físicos frecuentes (dolores, vómitos, tics) sin causa médica
  • Los miedos aumentan en intensidad y no ceden con el tiempo
  • Aparecen miedos que afectan profundamente su autoestima o relaciones

Buscar ayuda no es exagerado: es cuidar su salud emocional.


Acompañar el miedo es enseñar a vivir con confianza

El miedo no se combate con razón ni se elimina con fuerza. Se acompaña con paciencia, escucha y presencia.

Cuando un niño siente miedo y ve que un adulto lo comprende, lo abraza, lo ayuda a calmarse y no lo juzga, aprende que esa emoción no es peligrosa. Aprende que puede atravesarla. Y aprende que siempre hay alguien que lo sostiene.

Esa es la base de una seguridad emocional que lo va a acompañar toda la vida.

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